En los primeros meses del año deberá renovar una pesada agenda de deuda en pesos, con bajo nivel de depósitos del Tesoro y un calendario que exige sostener el roll over sin tensionar las tasas.
Redacción EL ARGENTINO
El inicio de 2026 encuentra al Gobierno frente a un desafío financiero de magnitud: en los primeros meses del año deberá afrontar vencimientos de deuda en pesos por más de 70 billones de pesos, en un contexto de escaso margen de liquidez y con la necesidad de sostener la estabilidad financiera.
El cronograma oficial prevé que entre enero y marzo se concentre la mayor carga, con compromisos cercanos a los 72 billones de pesos en manos de privados. A partir de abril, los vencimientos continúan elevados, con montos próximos a los 20 billones en abril y junio, mientras que mayo muestra un alivio relativo. El esquema asume que no haya intervención del Banco Central en el mercado secundario con títulos previamente canjeados.
Para administrar ese escenario, la Secretaría de Finanzas definió un calendario de 23 licitaciones a lo largo de 2026. En el primer semestre se realizarán dos licitaciones mensuales, con fechas ya establecidas entre enero y junio. En la segunda mitad del año habrá once operaciones adicionales, con una menor concentración hacia diciembre.
Tras el resultado electoral de medio término, el equipo económico intentó flexibilizar la política monetaria y liberar liquidez al mercado. En una primera licitación se inyectaron casi cinco billones de pesos, lo que permitió una baja transitoria de tasas. Sin embargo, la estrategia resultó difícil de repetir por el volumen de vencimientos y el bajo nivel de depósitos del Tesoro en el Banco Central.
El objetivo oficial es renovar la mayor parte de los compromisos, ofreciendo un menú amplio de instrumentos y buscando extender los plazos. El desafío central será evitar una suba de tasas que complique la recuperación de la actividad económica, aún frágil tras la salida de la recesión técnica.
A este panorama se suma el pago de deuda en dólares previsto para los primeros días de enero y la definición del Presupuesto 2026, que incluye herramientas para eventuales canjes bajo condiciones especiales. En paralelo, el Gobierno ratificó su intención de reducir la dependencia del financiamiento externo y fortalecer el mercado de capitales local, en una estrategia que combina urgencias de corto plazo con objetivos de mediano y largo alcance.