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La “canasta invisible”: el esfuerzo detrás de las actividades extracurriculares

Academias, clubes y familias coinciden: las actividades extracurriculares son un sostén emocional y formativo para niños y adolescentes, pero su costo crece más rápido que los ingresos. Entre becas y flexibilizaciones, se busca sostener espacios que hoy funcionan como una “segunda casa”.

Lunes, 15 de Diciembre de 2025, 5:10
Academia de Ballet Niño Raffo
Academia de Ballet Niño Raffo

Por Sandra Insaurralde

¿Cuál es el peso económico de las actividades extracurriculares de niños y adolescentes de nuestra ciudad? Un gasto que no figura en ninguna medición oficial, pero que condiciona el presupuesto de las familias gualeguaychuenses. La llamada “canasta invisible” incluye cuotas, matrículas, traslados, materiales y costos asociados a rutinas que forman parte del día a día de niños, niñas y adolescentes.

 

Las actividades extracurriculares dejaron de ser un gasto menor y hoy figuran entre las primeras variables de ajuste en los hogares, pero se buscan estrategias para que ningún chico o chica quede afuera. En este contexto, EL ARGENTINO recorrió distintos espacios de la ciudad para conocer cómo profesores, instructores y docentes intentan sostener estas actividades en medio de una economía que no da respiro.

 

 

Sostén emocional para muchas adolescentes

 

La academia de ballet que dirige Natalia reúne entre 70 y 80 estudiantes. Las edades van desde los tres años hasta jóvenes de poco más de veinte. Aunque la matrícula se mantiene estable, Natalia observó un cambio en las preferencias: “La disciplina clásica perdió terreno frente a propuestas más libres, una tendencia que se sostiene desde hace dos o tres años”.

 

En un contexto económico inestable, la academia intenta sostener cierta previsibilidad. Natalia fija la cuota anual en marzo y realiza un único aumento en agosto, aun cuando el alquiler y otros gastos se actualizan trimestralmente. “Prefiero no estar modificando la cuota para no cargar más a las familias”, explicó. Sin embargo, reconoce que hay costos adicionales: “La inscripción a la Confederación Interamericana de Danza, los exámenes de fin de año y, para quienes integran el grupo de competencia, entre cinco y siete certámenes anuales que implican traslados, inscripciones y maquillaje”, manifestó a EL ARGENTINO.

 

Las consultas por descuentos son frecuentes, se aplican reducciones cuando una madre toma clases de gimnasia y su hija asiste a danza. Frente a situaciones económicas complejas, Natalia prioriza la continuidad de la niña. Para ella, el rol de los docentes en estos espacios va mucho más allá de la técnica. Aseguró que las actividades extracurriculares funcionan como un sostén emocional. “Estos lugares terminan siendo una extensión de la casa”, dijo, convencida de que la contención y el acompañamiento son tan importantes como la formación artística.

 

 

El desempeño escolar es muy importante

Escuelita infanto juvenil de Sarmiento
Escuelita infanto juvenil de Sarmiento

 

Walter trabaja con una de las categorías infantiles del Club Sarmiento y sostuvo, en diálogo con EL ARGENTINO, que el rol formativo del deporte excede lo deportivo. “Somos formadores. Les pedimos compromiso, responsabilidad, que anden bien en la escuela y en la casa”, resumió el director técnico.

 

En cada inicio de año se establecen pautas claras: respeto, constancia y un comportamiento adecuado tanto en el club como en el ámbito familiar y escolar. “Incluso le solicitamos la libreta para seguir de cerca cómo van en clase, y se conversa con los padres cuando aparecen dificultades. En algunos casos, si el rendimiento escolar cae, los chicos pueden quedar fuera de una convocatoria”, mencionó.

 

A lo largo del año se suman muchos chicos, aunque algunas categorías crecen y otras se reducen. “Las cuotas sociales del club se actualizaron a comienzos de año y tuvieron un ajuste a mitad de temporada”, comentó Walter. Aunque aclaró: “Ningún niño queda afuera por no poder pagar. Cuando una familia no puede afrontar la cuota, se firma un acta deslindando responsabilidades y el club garantiza la cobertura básica: seguro, primeros auxilios y acceso a los servicios de salud necesarios en caso de emergencia”.

 

Los costos recaen en la indumentaria: botines, medias, canilleras, una remera de entrenamiento y la camiseta del club. “Para aliviar esos gastos, las familias suelen organizar ventas colectivas que permiten recaudar fondos”, dijo Walter.

 

 

La música permite crecer de manera saludable

Amadeus
Amadeus

 

En la Escuela Integral de Música Amadeus la matrícula suele fluctuar a lo largo del año: septiembre mostró algunas bajas que se recuperaron en octubre, diciembre volvió a caer —algo habitual por el receso escolar— y los meses de marzo y abril suelen ser los de mayor crecimiento. Las cuotas se actualizan aproximadamente cada tres meses. Los gastos adicionales para las familias son la compra inicial del instrumento, algunas fotocopias y, este año, la entrada a la única muestra realizada.

 

Los pedidos de descuento no son frecuentes, pero Amadeus aplica reducciones cuando participan varios miembros de una misma familia y otorga becas en casos especiales. La institución sostiene una mirada integral del aprendizaje musical. “La música permite crecer de manera saludable, creativa y equilibrada”, señalaron, y enumeraron beneficios que van desde la mejora de la concentración y la memoria hasta la reducción del estrés, el fortalecimiento de la autoestima y el desarrollo de habilidades sociales.

 

La escuela trabaja además con un fuerte enfoque inclusivo. Bajo las siglas EIMA —Escuela Integral de Música Amadeus— integran a niños y jóvenes con discapacidad, entre ellos estudiantes no videntes, con síndrome de Down o con autismo.

 

 

El problema no es económico, es de valores

 

Antonio enseña Taekwondo desde 1987 y hoy sostiene la actividad en un salón alquilado en la zona de San Martín y Montevideo. El alquiler ronda en los 600 mil pesos, se suman la luz, expensas y el pago a una profesora que lo acompaña en las clases. La cuota que cobra a las familias es un monto que considera bajo en comparación con los ingresos promedio de los padres. “Estoy poniendo plata de mi bolsillo para seguir”, admitió el Maestro de TKD.

 

Desde 2006 organiza un torneo nacional e internacional que llegó a reunir a unos 500 deportistas. Sin embargo, la participación cayó en los últimos años. Antonio lo atribuye a la coyuntura económica y al costo de visitar Gualeguaychú: “Muchos viajan a Entre Ríos, pero no a Gualeguaychú porque les resulta muy caro”, explicó.

 

La matrícula sufrió una caída abrupta: bajó cerca del 80% y diciembre suele ser un mes crítico porque muchos chicos dejan de asistir. Antonio explicó que la inestabilidad no responde a la economía, sino a cambios culturales: según él, hablar de valores, disciplina y esfuerzo genera resistencia. “A muchos no les gusta que les marque cosas para mejorar”, señaló.

 

Antonio identifica un problema que trasciende lo económico: la falta de compromiso familiar. “Si llueve, o si hay un fin de semana largo o están de vacaciones, no vienen. Si convocas a una reunión a los padres, no vienen”, describió. Para él, el mayor desafío no es la cuota, sino la desvalorización de la responsabilidad y el desconocimiento del verdadero sentido del Taekwondo.

 

 

Espacio de contención saludable

 

Escuela de básquet Sudamérica
Escuela de básquet Sudamérica

 

En la escuela de básquet del Club Sudamérica participan alrededor de treinta chicos y chicas, desde los tres hasta los dieciocho años. Martín, uno de los responsables de la disciplina, explicó que este año decidieron sostener la misma cuota, una decisión que responde a la mirada social que el club tiene sobre el deporte. “Para nosotros es fundamental que todos puedan acceder, por eso tratamos de no mover el precio”, señaló.

 

“Frente a imprevistos económicos, lo más habitual es que los padres soliciten una prórroga en el pago de la cuota. El club suele otorgarla, entendiendo que muchas veces los ingresos familiares no alcanzan o se ven afectados por fechas de cobro desfasadas”, manifestó Martín a EL ARGENTINO.

 

Martín subrayó que el rol del básquet en la vida de los chicos es mucho más amplio que el entrenamiento físico. Considera que estas actividades acompañan y complementan el desarrollo social, corporal e intelectual de niños, niñas y adolescentes. “Es primordial, no solo desde lo educativo, sino también para la salud”, afirmó. Desde su perspectiva, “el deporte funciona como un espacio de contención, aprendizaje y construcción de hábitos que impactan directamente en la vida cotidiana de quienes participan”.

 

En cada academia y club, los chicos encuentran un refugio, un espacio para crecer, aprender y sentirse parte. Sostener esas experiencias no debería ser un privilegio ni un esfuerzo solitario. La comunidad educativa, deportiva y artística de Gualeguaychú lo sabe: detrás de cada clase hay un trabajo silencioso que merece ser reconocido y acompañado. La “canasta invisible” sigue creciendo, y con ella el desafío de sostener aquello que sostiene a nuestras infancias.

 

Temas:

Club Social y Deportivo Sarmiento Competencia Becas Adolescentes Canasta invisible
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