El observatorio, con aparentes fines científicos y que depende del Partido Comunista Chino, iba a ser instalado en El Leoncito, San Juan. Tenía más alcance que el operado en Neuquén. El convenio que autorizaba ese desarrollo se venció y no se renovó.
Redacción EL ARGENTINO
El gobierno de Javier Milei decidió desactivar un polémico proyecto de ampliación de la red de radares internacionales de observación espacial que impulsaba el Partido Comunista Chino en el país. Se trata de un observatorio que iba a instalarse en El Leoncito, en San Juan, y que formaba parte de una iniciativa de escala global a la que se sumó Argentina durante el gobierno kirchnerista.
La antena de enormes dimensiones, denominada Radiotelescopio Argentino Chino (CART), iba a ser la segunda que China pretendía inaugurar en la zona cordillerana argentina. Es que ya funciona otra en Neuquén que es mirada con especial atención por Estados Unidos por el potencial uso militar que podría tener.
La instalación de esos radares de enorme poder forman parte de la expansión del aparato científico-militar que China viene desarrollando en acuerdo con gobiernos con los que el gigante asiático tiene buena relación política, intensifica el intercambio comercial y genera inversiones que condiciona su futuro.
La ampliación de la red de radares de observación del espacio profundo fue advertida por analistas internacionales, expertos en geopolítica y el gobierno de Estados Unidos como un riesgo para la seguridad hemisférica.
De acuerdo a lo que trascendió de fuentes que intervinieron en la supervisión del convenio, entre las condiciones del acuerdo se estableció que China iba a disponer del 60% del tiempo total para observaciones, sin la obligación de informar cuál es su fin, mientras que otro 20% se iba a asignar a proyectos conjuntos entre ambos países y el 20% restante a petición individual de investigadores de China o Argentina.
Según explicaron los informantes, la instalación de un radiotelescopio de gran porte en territorio argentino sin una distribución equitativa del tiempo de uso podía generar una desigualdad estructural en el acceso al conocimiento. Pero lo más riesgoso era que permitir la instalación de infraestructura científica extranjera de “uso dual” -tanto científico como potencialidad militar- con control mayoritario del país extranjero podía interpretarse como una cesión de soberanía funcional sobre recursos estratégicos.
La decisión del Gobierno
En ese contexto, es que el gobierno de Javier Milei decidió desactivar la iniciativa. Desde el inicio de la gestión libertaria, se puso bajo análisis un convenio que concedía a China el control de esas instalaciones. De hecho, el año pasado hubo una inspección por parte de funcionarios nacionales, científicos y académicos en Neuquén, que tuvieron que requerir autorización especial para realizar un monitoreo sobre las actividades desarrolladas allí.
El gobierno de La Libertad Avanza, más allá de la excelente sintonía que tiene con Estados Unidos, decidió detener en la Aduana el ingreso de materiales enviados desde China para terminar la instalación del nuevo radar en El Leoncito, un paraje alejado en San Juan, donde se había previsto instalar la segunda antena. “Esos envíos tenían irregularidades y, de hecho, ninguna autoridad relevante de China se hizo cargo de esos envíos”, explicó a Infobae una fuente oficial.
Además, resolvió no renovar el convenio que tenía el CONICET con la Universidad de San Juan, que viabilizaba la instalación de ese nuevo radar. Venció en junio de este año y la Casa Rosada decidió no renovarlo.