Redacción EL ARGENTINO
La detención de una mujer acusada de drogar y robar a un hombre al que había seducido a través de una aplicación de citas volvió a poner en escena la trayectoria delictiva de Ramona Isabel R., de 58 años, señalada por múltiples denuncias de estafas durante los últimos veinte años. La viuda negra detenida por robar en Entre Ríos, que operaba bajo identidades falsas como “Roxana”, fue capturada en la provincia de Corrientes, después de un nuevo golpe cometido en Concordia.
Un encuentro planificado que terminó en robo
El caso que derivó en su última detención comenzó meses atrás, cuando la víctima, un hombre de Bariloche, inició conversaciones con la mujer a través de una aplicación de citas. Según explicó en la denuncia, la sospechosa se presentaba como “Roxana” y aseguraba vivir en Corrientes. Durante cuatro meses, ambos mantuvieron un intercambio constante hasta que finalmente acordaron un encuentro presencial.
La cita fue pactada para el 11 de noviembre en Concordia. El hombre viajó exclusivamente para conocerla y la recogió en la terminal de la ciudad. Luego se dirigieron a un departamento donde ella decía haber reservado alojamiento. Todo transcurrió con aparente normalidad hasta que la mujer le ofreció una pastilla “para el dolor de cabeza”.
El denunciante relató que tomó el medicamento sin sospechas y perdió totalmente el conocimiento. Al despertar alrededor de las 9.30 del día siguiente, se encontró solo. Su vehículo había desaparecido, al igual que su billetera, teléfono celular, documentación y dinero en efectivo.
Para los investigadores, la modalidad —seducción, encuentro en un espacio cerrado y posterior sedación de la víctima— coincidía plenamente con maniobras de viudas negras detectadas en distintas provincias.
Las pesquisas pronto volvieron sobre un nombre conocido: Ramona Isabel R., quien, bajo distintas identidades, acumulaba antecedentes desde 2003. El prontuario detallaba una carrera delictiva variada: estafas, fraudes con perfiles falsos, extorsiones y utilización de sellos apócrifos de organismos públicos.
En 2024, ya había sido identificada junto a dos cómplices por captar víctimas mediante falsos perfiles en Facebook y Tinder, donde se presentaba como abogada o periodista rural. En esos casos, acordaba encuentros con hombres mayores, los llevaba a una vivienda y conseguía sedarlos para luego robarles dinero, dispositivos electrónicos y vehículos.