Las compras de argentinos al exterior siguen escalando a un ritmo inédito y ya acumulan un salto cercano al 300% en lo que va del año.
Redacción EL ARGENTINO
Según estimaciones de la consultora Analytica, entre enero y octubre los pagos por importaciones realizadas por particulares mediante el sistema courier alcanzaron los US$694 millones, un incremento del 292,1% respecto del mismo período del año pasado.
El fenómeno se profundizó en octubre, cuando el servicio “puerta a puerta” registró operaciones por US$92 millones, lo que implica un aumento del 289,9% interanual. Desde julio, el ingreso mensual de bienes se estabilizó en torno a los US$100 millones, aunque la dinámica del e‑commerce sugiere que el techo aún está lejos.
El crecimiento explosivo de estas compras convive con un dato inquietante: China ya concentra el 70% del mercado textil importado en Argentina, consolidando su presencia en un sector históricamente sensible para la producción local.
¿Qué permite este boom?
La normativa vigente permite adquirir productos por courier con un peso máximo de 50 kilos por paquete y un valor de hasta US$3.000 por envío, sin límite anual de operaciones. En el caso de los “pequeños envíos”, se permiten hasta tres unidades iguales y un máximo de cinco envíos por persona al año. Además, las compras de hasta US$400 están exentas de derechos de importación y tasa de estadía, aunque sí tributan IVA. Solo los envíos gestionados por Correo Argentino requieren registración en la web de ARCA.
Este escenario se desarrolla en medio de una profunda crisis industrial, donde miles de pymes enfrentan una competencia desigual frente a productos extranjeros que ingresan con precios más bajos y condiciones más accesibles. La apertura importadora, sumada al auge del comercio electrónico internacional, deja a la producción nacional en una situación de creciente vulnerabilidad. Muchas empresas ya reconocen dificultades para sostener su actividad y su plantilla laboral.
Otras normativas que avanzan
En paralelo, avanza en el Congreso un proyecto de ley para arancelar las compras realizadas en plataformas chinas, una señal de alarma política ante el impacto económico y social que genera este boom importador.
Mientras el consumo digital se dispara, la pregunta de fondo se vuelve inevitable: ¿cuánto más puede resistir la industria argentina frente a un mercado global que entra por la puerta de cada casa?