El jurado de enjuiciamiento llegó a un veredicto unánime; consideraron que la participación de la ahora exmagistrada en el documental “Justicia divina” fue inaceptable y contaminó el juicio por la muerte de Maradona con “intereses personales”.
Redacción EL ARGENTINO
Julieta Makintach fue destituida como jueza del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°2 de San Isidro. Así lo resolvió, por unanimidad, el jurado de enjuiciamiento que evaluó su conducta a partir de su participación en la producción del documental Justicia Divina, proyecto audiovisual que pretendía contar las alternativas del juicio donde se intentaba develar si hubo responsabilidades penales en la muerte de Diego Armando Maradona, debate que, finalmente, fue declarado nulo y del que la cuestionada magistrada formaba parte.
En primera fila escucharon la sentencia la exmujer de Maradona, Verónica Ojeda, que estaba flanqueada por su esposo, el abogado Mario Baudry (uno de los denunciantes de Makintach) y el hijo menor del astro, Diego Fernando.
Makintach no estuvo presente para escuchar el veredicto. Sí estuvieron dos de sus abogados, Darío Saldaño y Juan Martín Cerolini.
La lectura de la parte resolutiva de la sentencia estuvo a cargo de Ulises Giménez, a cargo de la Secretaría Permanente del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados y funcionarios de la provincia de Buenos Aires.
La audiencia, donde se conoció el veredicto, comenzó con la palabra de la presidenta de la Suprema Corte de Justicia bonaere, Hilda Kogan, quien tuvo como función presidir el jurado de enjuiciamiento.
Makintach, de 48 años, no solo fue destituida, también fue inhabilitada “para ocupar en adelante otro cargo judicial”. Además, se le impusieron las costas del proceso.
El jurado estuvo integrado por los legisladores bonaerenses Ariel Martínez Bordaisco, Sergio Vargas, Guillermo Castello, Abigail Gómez y Maite Milagros Alvado y por los abogados Fabián González, Pablo Grillo Ciocchini, Álvaro García Orsi, Mirta Daniela Greco y María Victoria Lorences.
Tras las audiencias donde se presentaron las pruebas contra Makintach, el jurado de enjuiciamiento tuvo que resolver tres cuestiones, según se desprende d ela sentencia:
¿Se han probado los hechos aducidos en el escrito acusatorio dirigido contra la jueza Makintach, y demostrado la pertinencia de la subsunción en alguna de las causales previstas en los artículos 20 y 21 la ley 13.661 (que prevé las normas de procedimiento para el enjuiciamiento de magistrados y funcionarios bonaerenses)?
¿Corresponde disponer la destitución de la magistrada y su inhabilitación para ocupar en adelante otro cargo judicial?
¿Qué corresponde decidir en materia de costas?
“La magistrada excedió los límites propios del ejercicio de la función judicial e incumplió los deberes inherentes a la magistratura al participar y colaborar de manera irregular en un proyecto comercial estrechamente vinculado con el juicio que tenía a su cargo y que se encontraba en pleno desarrollo. En sus descargos, la magistrada tampoco logró disipar la apariencia de parcialidad ni la irregularidad funcional que las partes percibieron durante el proceso", sostuvo Kogan en su voto al referirse a la primera cuestión.
Por su parte, Vargas (senador por Unión y Libertad) dijo en su voto: "Me parece oportuno poner énfasis también, en las consecuencias de las circunstancias especiales que traen a Makintach a este proceso: su participación como jueza de tribunal en el proceso judicial de la muerte de Diego Armando Maradona, personalidad destacada e icónica de nuestra sociedad y en el mundo; y su consecuente impacto mediático a nivel mundial. Por ello considero que, la relación de los magistrados con los medios y su protagonismo mediático, a partir de este caso, debe ser un llamado de atención a observar, cuando los jueces asumen roles fuera de la prudencia inherente al cargo de Juez, en causas judiciales de alto impacto mediático, como este caso traído a juzgamiento. Sin dudas estas acciones ponen de manifiesto el peligro que implica para la justicia cuando el obrar de los jueces está orientado a captar la atención de los medios y el impacto público de sus acciones, desviando su atención al verdadero ejercicio de hacer justicia, generando que las decisiones judiciales queden contaminadas por su ego. La justicia espectáculo desvirtúa la serenidad de espíritu de reflexión que implica la función judicial. Cuando se encienden las cámaras, corre peligro que el ego de un juez, apague la Justicia“. (Fuente: La Nación)