Cifras “astronómicas” de muertos, desplazados y heridos, en un conflicto que lleva más de dos años sin posibilidades concretas de resolución. La población, sin acceso a alimentos ni medicinas, enfrenta hambre extrema y brotes de cólera en 18 estados del país.
Redacción EL ARGENTINO
Mientras los focos mediáticos se concentran en Gaza, Ucrania o los vaivenes políticos de Occidente, Sudán atraviesa la que ya se considera la peor crisis humanitaria del mundo. Así lo denunció esta semana el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), que alertó sobre cifras “astronómicas” de muertos, desplazados y heridos, en un conflicto que lleva más de dos años sin visos de resolución.
Inicios de la guerra
La guerra estalló en abril de 2023, cuando las tensiones entre el Ejército sudanés y las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), un grupo paramilitar, frustraron el proceso de integración militar y descarrilaron la transición democrática iniciada tras el derrocamiento del régimen de Omar al Bashir. Desde entonces, el país se ha sumido en una espiral de violencia que ha dejado decenas de miles de muertos y más de 13 millones de personas desplazadas.
Daniel O’Malley, jefe de la delegación del CICR en Sudán, fue contundente: “Los números de desplazados, de muertos, de familias separadas, de detenidos, estadísticamente son terribles. Lo que está pasando en Sudán supera incluso los niveles de Gaza o Ucrania. Y sin embargo, el mundo guarda silencio”.
Al-Fashir: ciudad sitiada
Uno de los epicentros del horror es la ciudad de Al-Fashir, en el oeste del país, donde las FAR mantienen un cerco desde hace más de un año. La población, sin acceso a alimentos ni medicinas, enfrenta hambre extrema y brotes de cólera. Según la Organización Mundial de la Salud, el brote ya se ha extendido a los 18 estados del país, con más de 105.000 casos y 2.600 muertes.
El 80% de los centros sanitarios están fuera de servicio. Las escuelas, plantas potabilizadoras y otras infraestructuras vitales han sido destruidas en lo que el CICR califica como “ataques selectivos”, no como daños colaterales. “Cuando ves que es de forma repetida, esto ya no es colateral”, advirtió O’Malley.
“Tregua humanitaria” de tres meses
La situación es tan grave que Estados Unidos, Arabia Saudí, Egipto y Emiratos Árabes Unidos han pedido una “tregua humanitaria” de tres meses para permitir el ingreso de ayuda y avanzar hacia un alto el fuego permanente. Sin embargo, el conflicto sigue escalando, y los actores internacionales parecen más preocupados por sus intereses geopolíticos que por la vida de millones de sudaneses.
En los hospitales que aún funcionan, como el Universitario de Atbara, los equipos médicos reciben pacientes que han viajado durante días en condiciones extremas para acceder a atención especializada. Muchos profesionales han abandonado el país por falta de seguridad, dejando a la población sin recursos ni contención.
La guerra en Sudán no solo desangra a una nación: interpela al mundo entero. El silencio internacional, como denuncia la Cruz Roja, no es solo omisión, es complicidad. (Con información de Europa Press)