
Empresarios evitaron pronunciarse sobre el fallo judicial, pero alertaron sobre posibles protestas que afecten la estabilidad y los negocios. La figura de CFK, aún inhabilitada, sigue generando preocupación.

Redacción EL ARGENTINO
La confirmación de la condena a Cristina Fernández de Kirchner por parte de la Corte Suprema generó un fuerte cimbronazo político, pero el llamado “círculo rojo” prefirió moverse en silencio. Aunque no hubo manifestaciones públicas de los grandes empresarios, puertas adentro reina la inquietud por el posible impacto social de la medida judicial, especialmente por la posibilidad de que resurjan protestas masivas y se reactive el peronismo más combativo.
“Si en dos días se termina, Cristina es historia. Pero si esto escala, vamos a vivir un conflicto social permanente”, deslizó en reserva uno de los principales hombres de negocios del país. Entre los miembros del llamado G6 y de la Asociación Empresaria Argentina (AEA), se valoró el alineamiento institucional entre las distintas instancias judiciales, aunque reconocieron que el fallo puede abrir una nueva etapa de tensión política.
Consultados por PERFIL, seis representantes de sectores clave de la producción coincidieron en destacar la independencia de la Corte al actuar “sin presiones políticas”, lo que consideran una muestra de la solidez institucional de la República. No obstante, admitieron que la validación de la condena podría generar un efecto contrario al deseado: movilizaciones prolongadas y un renacer del kirchnerismo bajo el relato del lawfare.
Uno de los empresarios consultados se mostró cauto respecto al sustento probatorio del fallo: “Es difícil certificar si había pruebas irrefutables contra Cristina. Y eso deja margen para que el peronismo construya un discurso de persecución”. Según analizan, ese relato podría reactivar la mística del espacio y convertir a la expresidenta en una figura simbólica que condicione las futuras candidaturas del justicialismo.
En el plano concreto, el temor más inmediato es la conflictividad social. Ya hubo movilizaciones en el AMBA y en distintas provincias, y algunos gremios, como SMATA, bloquearon rutas en rechazo a la decisión judicial. Sectores industriales que enfrentan caídas en la producción anticipan que los sindicatos más alineados con el kirchnerismo podrían radicalizar sus posturas dentro de las plantas.
“Lo que se evalúa no es la sentencia, sino su efecto. Si el malestar se disipa rápido, no habrá problemas. Pero si se transforma en un nuevo ciclo de protestas, afectará la paz social y la estabilidad de las empresas”, explicó un directivo del sector financiero.
Otros miembros del establishment remarcaron que el verdadero problema no es Cristina Kirchner, sino su herencia política. “Aunque su figura esté en declive, el que venga —Axel Kicillof u otro— seguirá expresando un modelo que pone en jaque las reglas de juego para invertir y hacer negocios”, resumió un dirigente del agro.
Ante este escenario, el gran empresariado se refugia en el bajo perfil. Consideran que involucrarse podría ser contraproducente, como quedó demostrado en la reciente protesta en la sede de Artear. Mientras tanto, observan con atención cómo evolucionará el clima en la calle y si el fallo se convierte en un nuevo eje de tensión o en el final de una era.
Temas:
AMBA Final Gremios Justicialismo CFK Corte SupremaComentarios
