Este sábado 26 de julio, la ciudad vivirá una tarde a pura identidad popular con música, feria, juegos y homenajes en honor al instrumento ícono del Corso Matecito.
Redacción EL ARGENTINO
Cada 23 de julio, Gualeguaychú celebra el Día de la Corneta Murguera, una fecha que rinde homenaje al instrumento artesanal que marcó la historia y la estética sonora de los Corsos Populares “Matecito”. Confeccionada desde fines de los años 30 con caño, lata y celofán, la corneta murguera nació en los barrios y se convirtió en un símbolo cultural de la ciudad.
Hoy, su sonido vibrante y característico no solo evoca recuerdos del carnaval barrial, sino que también representa la fuerza de una identidad construida desde lo colectivo. Por eso, la corneta fue reconocida como Patrimonio Cultural de Gualeguaychú, declarada de Interés Cultural y Turístico por la Provincia de Entre Ríos, y forma parte del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación.
Kermés Murguera: fiesta popular con sello local
En el marco de estas celebraciones, este sábado 26 de julio se realizará una nueva edición de la Kermés Murguera, de 14:30 a 17:30 en la explanada del Museo del Carnaval, con entrada libre y gratuita. La propuesta está pensada para toda la familia y busca revivir el espíritu festivo de los barrios, con una jornada cargada de música, colores y tradiciones.
El evento contará con juegos infantiles, una feria de emprendedores locales, stands gastronómicos, vacunatorio móvil, y un emotivo acto de reconocimiento a referentes del carnaval popular, quienes durante años sostuvieron y transmitieron la mística murguera de generación en generación.
El gran cierre musical estará a cargo de la banda Yo te Avisé, mientras que las agrupaciones del Corso Popular Matecito también desplegarán su alegría con trajes, baile y percusión en vivo, reafirmando el carácter comunitario y participativo de la celebración.
La Kermés Murguera no es solo una fiesta. Es también una forma de poner en valor el trabajo cultural de los barrios, visibilizar las historias que nacen desde abajo y fortalecer los lazos que sostienen una identidad común.
En Gualeguaychú, la cultura no se guarda en vitrinas: se vive, se comparte y se reinventa en cada rincón, con el ritmo contagioso de los tambores y el inconfundible sonido de la corneta murguera.