A 17 años de la muerte del Cura Gaucho, un hombre de fe que dejó su huella

Por Jorge Pedro Jurado

Es por eso que El Censor tiene el honor de unirse a los homenajes que se realizarán en memoria de quien el pueblo lo denominara como el Cura Gaucho y que, como tantos otros personajes, forma parte de la historia de nuestro querido terruño.

Nació en 1917 en una chacra de los pagos del Gualeyán. Hijo de inmigrantes, se ordenó sacerdote en 1942, tal su vocación. No creemos que ningún solo día no haya ejercido con abnegación, con dedicación y pleno servicio la fe de nuestro Señor.

Se lo recuerda visitando a los enfermos, llevándoles la palabra de Dios y las suyas de esperanza. Era muy culto, de excelente formación, era un paisano y a la vez un gran señor. El padre Jeannot fue un grande, un verdadero grande como persona y profesando su fe y con la palabra de Dios, fue un verdadero santo.

Recuerdo a Jeannot en su destartalado auto yendo y viniendo a los barrios más humildes de la ciudad y alrededores. Lo amaban tanto que deseaban que él los casara, les bautizara a sus hijos y también le diera la unción de los enfermos a los seres queridos.

En el prólogo de su libro ‘Verso y Prosa Antológica’ el presbítero Dionisio Varela Zapata dijo: Gracias a Dios padre Jeannot porque te hizo.

HOMBRE con todos los atributos de la hombría de bien y la finura cristiana de poder decir al prójimo me duele el corazón.

HIJO que pasando por tu madre a la que hemos admirado y llorado juntos nos llevaste de la mano a la Madre de Dios que nunca muere y esa madre se llama María.

SACERDOTE para enseñarnos con tu palabra y con tu ejemplo a vivir subiendo y levantando a todos a Cristo.

POETA para sorprendernos y darnos a gustar, aunque sea a sorbos, la belleza siempre antigua y nueva.

AMIGO porque me entusiasma y hace exclamar, honrado, con tono preferencial, parafraseando a un ilustre poeta argentino que dijo: No sé si eres mejor que los demás ni que vive contigo, yo sé que eres muy noble, yo sé más: que tú eres mi amigo.

El Cura Gaucho falleció en Gualeguaychú, a los 90 años y sus restos descansan en el Cementerio del Norte.

Quiera que pronto, Dios lo permita, Gualeguaychú tenga su primer Santo y ese seguro será nuestro amado Luis Jeannot Sueyro. Cuanto desearíamos hoy escuchar su voz sanadora, su palabra de aliento y esa fe que muchas veces perdemos ante tanta desesperanza y agobio que nos toca vivir en ciertos momentos de nuestra existencia.

*Director de el Censor Online