
Tanto en Gualeguaychú como en Pueblo Belgrano, los alquileres de vivienda atraviesan un momento de transformación, sumado a las nuevas normativas, condiciones económicas y un marcado cambio demográfico.

Pueblo Belgrano, un municipio que en los últimos años ha visto crecer su población a paso firme, también ha sido testigo de un incremento en la disponibilidad de inmuebles desti-nados al alquiler permanente. “Pueblo Belgrano está creciendo velozmente, entonces hay más viviendas construidas, más metros cuadrados, y muchos de esos espacios se desti-nan al alquiler”, cuenta Joan Fleitas. La expansión urbana y la radicación de nuevas fami-lias han empujado una oferta que antes no existía.
En Gualeguaychú, por su parte, el panorama también ha cambiado, aunque con matices diferentes. El impulso principal allí parece haber sido económico: la posibilidad de actua-lizar los precios permitió que muchos propietarios decidieran poner sus propiedades en alquiler. “Hoy se puede cobrar un precio más justo, y eso hizo que haya más gente intere-sada en rentar sus viviendas”, señala el profesional.
La liberalización del mercado –tras los cambios en la ley de alquileres– también trajo sus consecuencias inmediatas: una fuerte suba inicial en los valores. Con el tiempo, sin em-bargo, los precios comenzaron a acompasarse al ritmo de la inflación. “No podían seguir subiendo indefinidamente porque el costo de vida aumentó. Los sueldos no acompañan ese ritmo, y hay otros gastos básicos que las familias no pueden eludir”, explica. Esa reali-dad ha frenado en parte la escalada de precios, obligando a encontrar un equilibrio entre la renta esperada por el propietario y la capacidad de pago del inquilino.
Requisitos para el acceso
Ingresar a una vivienda en alquiler sigue representando un desafío para muchos. El es-quema más habitual implica presentar un garante con ingresos comprobables o una pro-piedad a su nombre, y abonar tres meses por adelantado: uno de alquiler, uno de depósito y uno en concepto de honorarios inmobiliarios.
“Sabemos que el desembolso inicial es muy grande. Por eso, damos facilidades para pa-gar nuestros honorarios en cuotas”, contó Fleitas. Es una forma de alivianar el peso finan-ciero que implica acceder a un hogar.
La ley, los contratos y la incertidumbre
Los recientes cambios normativos han dejado su huella en el vínculo entre propietarios e inquilinos. Si bien la libertad de pactar montos y plazos generó cierto alivio en el sector propietario, del otro lado, los inquilinos sienten el impacto de los aumentos periódicos. “Se están pactando ajustes cada tres, cuatro o seis meses, aunque nosotros tratamos que sea semestral para darle algo de estabilidad al inquilino”, explicaron desde la inmobiliaria. El índice que más se utiliza es el IPC (Índice de Precios al Consumidor), considerado como el más “razonable” para ambas partes.
Finalmente, la duración de los contratos también se redujo, en muchos casos, a dos años, una medida que, aunque ofrece mayor flexibilidad a los propietarios, también introduce mayor incertidumbre para los inquilinos.
Una dinámica en transición
El mercado de alquileres en Gualeguaychú y Pueblo Belgrano se encuentra en plena tran-sición, buscando nuevos equilibrios. La demanda sigue latente, la oferta crece en zonas específicas, y todos los actores: propietarios, inquilinos e inmobiliarias, deben adaptarse a una realidad donde los acuerdos, la previsibilidad y el contexto económico son tan impor-tantes como las paredes que enmarcan un hogar.
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