Horas antes del congreso que elegirá a la nueva conducción de la Confederación General del Trabajo (CGT), las negociaciones continúan sin definiciones. Con la reforma laboral del gobierno de Javier Milei en el horizonte, la mayoría de los sectores busca preservar la unidad bajo un esquema de triunvirato, aunque las diferencias sobre quiénes lo integrarán mantienen el clima de tensión.

El Congreso se desarrollará en el estadio de Obras Sanitarias, donde los delegados gremiales se reunirán desde las 9. El triunvirato actual, formado por Héctor Daer, Carlos Acuña y Octavio Argüello, se constituyó en 2016 y simboliza una etapa que muchos consideran agotada. Los principales espacios internos intentan acordar una fórmula renovada.

Los dirigentes Jorge Sola (Seguros) y Cristián Jerónimo (Vidrios) surgen como los nombres con mayor consenso para dos de las tres sillas del nuevo triunvirato. Sola, es visto como un negociador con buena relación política; Jerónimo representa un perfil más combativo y crítico de la reforma laboral.

El debate se centra ahora en la tercera representación. Hasta hace unas semanas, la candidata natural era Maia Volcovinsky, secretaria adjunta del gremio judicial y referente del movimiento de mujeres de la CGT. Sin embargo, la presión del sector de Hugo Moyano, que busca mantener a Octavio Argüello en la conducción, reconfiguró las conversaciones.

Luis Barrionuevo, histórico jefe gastronómico, amenazó con presentar una lista propia o ausentarse del Congreso, luego de no lograr apoyo para prorrogar el mandato de la actual conducción. Su actitud complica el objetivo de unidad que reclaman los sectores mayoritarios.

Pese a las maniobras de último momento, en la CGT confían en llegar a un acuerdo que evite la fractura. “Lo que tenemos enfrente es muy fuerte y poderoso”, advirtieron cerca del metalúrgico Abel Furlán, quien impulsa la idea de una conducción única pero anticipó que respetará el consenso.

Mientras los nombres se mantienen bajo reserva, el sindicalismo argentino vive horas decisivas. La nueva conducción asumirá en un contexto de conflictividad laboral creciente y con el desafío de enfrentar la reforma impulsada por el oficialismo.