Por Sandra Insaurralde
La producción lechera argentina se estima en 11.190 millones de litros para 2025, según el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA). En ese mapa productivo, Entre Ríos aporta entre el 3,5% y el 4%, una participación modesta pero clave para la economía regional y la generación de empleo en zonas rurales.
El panorama provincial mostró una señal de alerta cuando, de acuerdo al último relevamiento de tambos vacunados, Entre Ríos pasó de 751 a 738 establecimientos activos.
El dato más alarmante lo aporta la Federación de Asociaciones Rurales de Entre Ríos (Farer), que en julio de 2024 publicó un informe donde Gualeguaychú aparece como el departamento más afectado, con 12 tambos menos en el último período.
En este escenario, el presidente de Caproler dialogó con EL ARGENTINO y describió el presente del sector lechero en la provincia, además de referirse a las políticas públicas necesarias para sostener la producción, incentivar la inversión y fortalecer la cadena láctea.
Menos tambos, pero con vocación de desarrollo
En diálogo con EL ARGENTINO, el presidente de Caproler confirmó que la provincia cuenta actualmente con 738 tambos activos. “Nosotros siempre estamos manejando esa cantidad de tambos, entre 740. Hoy, según las nuevas publicaciones, hay 738 tambos activos en la provincia”.
El cierre de establecimientos no es exclusivo de Entre Ríos. Según el dirigente, se trata de una dinámica que atraviesa al país y al mundo: “Es una tendencia mundial, se cierran tambos chicos, medianos o grandes. Pero los que seguimos, lo hacemos en sentido inverso: apostamos al desarrollo”.
Según el relevamiento de Farer, Gualeguaychú lideró el ranking provincial de pérdida de tambos, con 12 establecimientos menos. Este dato surge del análisis realizado tras la última campaña de vacunación contra la aftosa, que también reveló una caída del 18% en la cantidad de vacas en producción en toda la provincia.
“Luz amarilla” por el estancamiento del precio del litro de leche
Consultado por EL ARGENTINO sobre el estado actual del sector, el presidente de Caproler trazó un diagnóstico positivo, aunque con matices. La recomposición de precios y las buenas condiciones climáticas permitieron una recuperación respecto a años anteriores marcados por la sequía y la inestabilidad económica.
“La situación económica del tambero es buena. Te hubiera dicho muy buena unos meses atrás. Veníamos complicados por la sequía y la economía, pero se fue acomodando”.
El dirigente destacó la calidad de las pasturas y verdeos implantados, así como el nivel de reservas acumuladas. Sin embargo, advirtió que la primavera podría encender una “luz amarilla” por el estancamiento del precio del litro de leche en relación con el dólar.
“Tenemos muy buena implantación de pasturas y verdeos. Pero en primavera puede encenderse una luz amarilla por el estancamiento del precio en relación con el dólar. Tenemos un buen precio, pero se está estancando”.
Además, alertó sobre el encarecimiento del crédito y la reducción de plazos de pago en el sistema financiero: “En los últimos 15 o 20 días subieron mucho las tasas. Hay corte de créditos y pagos con intereses que antes no teníamos.”
El tambo como motor de inversión y empleo
Según el presidente de Caproler, el productor tambero ha sido protagonista en las exposiciones rurales y en el movimiento económico local. “En las exposiciones que he estado, charlando con diferentes empresas del sector, todos coinciden: el empresario tambero es el que ha movido la aguja últimamente para positivo”.
Las inversiones abarcan desde infraestructura hasta tecnología de punta: “Me refiero a compra de tecnología, tractores, animales, campo, mejoras en infraestructura. Todo aquel tambo que tiene una mirada a largo plazo apunta al desarrollo”.
Además del perfil inversor, Borré subrayó el impacto del tambo en la generación de empleo y en la economía regional: “El tambo da mucha mano de obra alrededor. Mueve mucho la economía regional, zonal y nacional”.
El referente insistió: “Si uno empieza a desmenuzar todo lo que el tambo necesita para producir, hay muchísimas empresas y trabajadores que dependen de él.” Por eso, remarcó la necesidad de políticas que acompañen el crecimiento del sector: “No hay que descuidar al sector lácteo. Hay que incentivarlo para que se desarrolle y crezca”.
Caminos rurales y mano de obra: desafíos persistentes
A su vez, el presidente de Caproler no dudó en calificar como “prehistórico” el reclamo por el estado de los caminos rurales. A pesar de algunas mejoras puntuales, considera que sigue siendo uno de los principales obstáculos para la producción.
“Los caminos, en términos generales, son desastrosos. En cada campaña política se acuerdan y después se olvidan”, enfatizó Borré. Pero, más allá de lo vial, el dirigente señaló otros desafíos estructurales: la falta de mano de obra calificada, la rotación laboral y la necesidad de capacitación para operar nuevas tecnologías.
“Hoy tenemos tambos con robots, software de manejo, siembra de precisión. Pero necesitamos personal capacitado y comunicación dentro de los equipos”.
La cámara trabaja activamente en capacitaciones para acompañar el proceso de modernización: “Es uno de los grandes desafíos: entendernos como dueños de los establecimientos y que el personal también nos entienda. La comunicación es fundamental”.
Políticas públicas y diálogo institucional
Durante la entrevista con EL ARGENTINO, Sergio Borré subrayó el impacto económico del tambo en las comunidades rurales. No solo por la producción de leche, sino por la cantidad de empleos y servicios que moviliza. “El tambo da mucha mano de obra alrededor. Mueve la economía regional, zonal y nacional”.
Finalmente, el presidente de Caproler valoró el trabajo conjunto entre la cámara, la provincia y la nación. En diálogo con EL ARGENTINO, destacó medidas concretas como los créditos a tasa cero y la eliminación de retenciones a productos lácteos exportables.
Un dato fundamental, señalado por Borré, es la integración de Argentina en la Federación Internacional de Lechería (FIL): “Es importante porque es ahí donde se definen los lineamientos a nivel mundial de la lechería en todos los aspectos”.
Aunque reconoció que los tiempos de implementación no siempre coinciden con las expectativas del sector, celebró la existencia de canales de diálogo fluidos: “No hay estancamiento en las políticas públicas. Siempre se está trabajando, tal vez no a nuestro gusto, pero se está trabajando y eso es fundamental”, finalizó el referente del sector lechero, Sergio Borré.