Redacción EL ARGENTINO
Estados Unidos trabaja en un esquema financiero para apuntalar al gobierno de Javier Milei en medio de las restricciones para acceder a crédito externo y el cerco político que supone la intervención del Congreso argentino. Entre las opciones se destacan un swap de hasta USD 20.000 millones entre la Reserva Federal y el Banco Central, la recompra de bonos argentinos en dólares y un eventual crédito stand-by del Fondo de Estabilización Cambiaria (ESF).
El plan fue revelado por Scott Bessent, máxima autoridad económica de EE.UU., quien indicó que la recompra podría aplicarse tanto a títulos en circulación como a nuevas emisiones. En el primer caso, se trataría de una inversión en el mercado secundario sin necesidad de aprobación legislativa, mientras que la emisión de nuevos bonos abre un debate sobre si debe pasar o no por el Congreso, en virtud de la Ley Guzmán.
El swap de monedas tampoco requeriría aval parlamentario, ya que no implica endeudamiento directo sino disponibilidad de divisas para sostener las reservas o intervenir en el mercado. En cambio, un crédito stand-by sí entraría en zona gris legal, ya que la Constitución en su artículo 75 reserva al Legislativo la facultad de contraer empréstitos. La experiencia del último acuerdo con el FMI, sin embargo, habilita la vía de un decreto de necesidad y urgencia.
El respaldo estadounidense estaría condicionado a una liberalización del tipo de cambio. Tanto Gita Gopinath, exsubdirectora del FMI, como Alejandro Werner, exdirector del organismo para el Hemisferio Occidental, coincidieron en que Argentina debería avanzar hacia un esquema cambiario flexible de manera inmediata.
El financiamiento se activaría después de los comicios legislativos del 26 de octubre. Si el oficialismo logra mejorar su posición parlamentaria, el paquete tendría mayor margen político; si sufre un revés, la asistencia de EE.UU. buscaría garantizar continuidad a un gobierno alineado con su agenda geopolítica.
En paralelo, la eliminación transitoria de retenciones ya generó ingresos por USD 7.000 millones, cumpliendo uno de los requisitos planteados por Washington. El mercado respondió con una suba de bonos y acciones, mientras el Banco Central lleva tres jornadas sin intervenir en el mercado cambiario.