Redacción EL ARGENTINO
Es un proceso inédito en Entre Ríos, con una relevancia histórica dada por la particularidad de que la querella actúa de manera autónoma, sin la intervención del Ministerio Público Fiscal. En noviembre de 2020, el fiscal Francisco Ramírez Montrull dispuso el archivo provisorio de la causa que investigaba la muerte del joven Gabriel Gusmán, muerto por un disparo en la nuca realizado por personal de la Policía durante un procedimiento en el barrio Capibá.
La resolución fue un golpe durísimo para la familia Gusmán, pero la querella logró convertirse en Autónoma y tomar las riendas del caso ante la negativa del MPF de investigar al entender que no había hechos delictivos y que se había tratado de una legítima defensa. “Nosotros, muy por el contrario, entendíamos que estábamos frente a un caso de gatillo fácil, un caso gravísimo. Y por eso solicitamos la constitución de la querella autónoma a que se nos dio lugar, que fue un tema absolutamente novedoso en la justicia entrerriana. Incluso en la justicia nacional, y por eso estamos como acusadores privados autónomos, siendo la única acusación en este proceso”, alegó años atrás el abogado querellante José Iparraguirre.
Los querellantes recurrieron ante la jueza de Garantías Elisa Zilli, hizo lugar al pedido para que la investigación salga de la órbita de la Fiscalía y quede en manos de la querella particular, pero tras una serie de idas y vueltas dentro del Poder Judicial, todo se alargó hasta que finalmente se autorizó a la querella a seguir adelante sola, de forma autónoma, y así se llegó a este martes con el inicio del juicio.
Las audiencias están previstas para todos los días hasta el 18 de noviembre. Este miércoles está previsto que comparezcan 8 testimoniales de la defensa de los policías acusados y luego testigos comunes.
Al juicio llegan como acusados Rodrigo Molina y Diego Íbalo, ambos funcionarios policiales que estuvieron a bordo del móvil 1021 aquella mañana de martes 25 de septiembre del 2018 cuando persiguieron a Gusmán por el potrero del barrio Capibá y lo asesinaron de un disparo por la espalda. Así lo confirmó la autopsia en donde se probó que el disparo ingresó por la nuca, es decir de espaldas.
Para la acusación de la querella, Molina fue el responsable del homicidio agravado por haber efectuado el disparo. Mientras que Íbalo está acusado por no haber actuado para evitar la conducta de su par. Los policías son defendidos por Daniel Rosatelli y Miguel Cullen.
La querella está representada por José Iparraguirre quien lleva adelante la acusación durante el juicio. En declaraciones a Radio Plaza, Iparraguirre aseguró que cuentan con pruebas suficientes para probar que se trató de un caso de gatillo fácil y que los policías acusados tendrían que haber actuado de otra manera y no asesinando al joven: "Los testigos que están más cerca de donde murió Gabriel Gusmán, expresaron claramente que Gusmán luego de una huida se había detenido con las manos en alto y recibe el disparo mortal".